La deuda de alto interés de la vergüenza, con Warren McCaig

Warren McCaig utiliza su experiencia en consejería, Compassionate Inquiry®, terapia psicodélica, facilitación de grupos y formación en retiros para ofrecer experiencias transformadoras de autenticidad, alegría y posibilidad. Después de trabajar en el sector sin fines de lucro y lanzar proyectos de empresa social, fundó un eco-lodge de retiro en Bolivia, donde vivió durante casi 20 años antes de regresar a Canadá. 

Esta publicación presenta un breve extracto de la historia de transformación y sanación de Warren a través de Compassionate Inquiry®. Escucha su entrevista completa en The Gifts of Trauma Podcast.

Photo credit: Stockcake


Soy el tipo más difícil de perdonar. Pero dado que el perdón que puedo dar a los demás está condicionado por mi capacidad de perdonarme a mí mismo, he tenido que cambiar. Después de todo, no puedo decirle a alguien que está atravesando un momento doloroso que eso no definirá el resto de su vida si yo mismo no me lo creo. 

Compassionate Inquiry® es una maravillosa herramienta para facilitar el perdón. Nos muestra que las respuestas basadas en nuestro trauma nos llevan a la desconexión, y es en ese estado que nos lastimamos a nosotros mismos y a otros. El perdón surge parcialmente del entendimiento de que, aunque todos reaccionamos, muy pocos de nosotros decidimos hacer daño intencionalmente. Ver la desconexión como el origen de mis reacciones y comportamientos me hizo sentir digno de ser perdonado, me dio la capacidad de buscar perdón y perdonar a quienes me habían lastimado. 

Sin el perdón, hay una sensación de vergüenza, de tener una deuda con el pasado de la que no podía escapar. Como una deuda de alto interés, con el pasar de los días se hacía cada vez más pesada. Su peso limitaba mi capacidad de experimentar la vida, las relaciones, o de tener esperanza por el futuro. En contraste, la experiencia del perdón me abrió un camino hacia la posibilidad.

La deuda de alto interés de mis acciones pasadas se presentó como un impulso frenético de retomar mi derecho a tener relaciones, de sentirme vivo, de poder respirar todos los días. Quería hacer una diferencia, quería ser el tipo de persona que se preocupa por otros, pero no importaba lo que hiciera, nunca era suficiente. Me convertí en un ‘doctor espiritual’, yendo de un ‘accidente’ a otro sin realmente atender a las necesidades de los demás, solo corriendo a hacer lo que fuera por los demás, a menudo sin éxito. Al inicio no reconocí que estaba ayudando a otros para sentirme mejor conmigo mismo. Un elemento de mi fractura estaba impulsando esta actividad. Cuando lo veo de cerca, veo que también buscaba atención y distracción. Volví a este ciclo una y otra vez para reducir mi sensación de no ser suficiente. 

Después de trabajar con muchas personas con problemas de alcohol y drogas, veo mi propia urgencia por ayudar como una bendición. Si hubiese acudido a las drogas o al alcohol con el entusiasmo con el que acudí a ayudar a otros, probablemente no estaría aquí hoy. Las deudas con intereses altos se presentan como el abuso de una sustancia y comportamientos adictivos, como el afán por lograr un alto rendimiento, trabajar demasiado, comer demasiado, comprar demasiado o hacer demasiado ejercicio… Pero el primer indicador de una deuda con interés alto es la falta de paz. Muchas personas sienten un impulso como el mío, pero somos más difíciles de reconocer frente a alguien que abusa de una sustancia porque la sociedad aprecia nuestras acciones. He pasado tiempo con personas cuyo dolor las llevó a las drogas y al alcohol. Pero he pasado mucho más tiempo con personas cuyo dolor las llevó a probar su valor a través de algún tipo de rendimiento superior. 

Para muchos de nosotros, la experiencia de discordia interna y el ruido que genera la deuda de alto interés es tan omnipresente, tan integrada en nuestro sistema operativo básico, que no podemos concebir nada diferente. Esta sensación traumática, desconectada y de deuda era, como mis gafas, la lente a través de la cual experimentaba todo: relaciones, sexualidad, naturaleza, comida, la economía… todo estaba moldeado por ese ruido.

Querer algo diferente me llevó a los psicodélicos. Sin una terapia bien estructurada y asistida con psicodélicos, dudo que me hubiese podido quitar las gafas para ver las cosas de forma diferente. 

Si estás reconociendo que estás trabajando o comiendo demasiado, que estás cegado por tu impulso de hacer aquello que te hace sentir un poco mejor…Si quieres reducir tu agotamiento y el ruido interno y encontrar más paz…hay un camino. 

Un buen primer paso es encontrar un practicante de Compassionate Inquiry® para comprender y procesar lo que dio forma a tus acciones y explorar qué más es posible.

El siguiente paso es reconocer que tu profundo sentido de soledad e insuficiencia no es solo el resultado de las heridas de tu infancia. Está reforzado por una cultura diseñada para amplificar consistentemente esas sensaciones, ya que nos convierte en consumidores eficientes dentro de un sistema que no tiene nuestros mejores intereses en mente. Para abordar este componente cultural, el segundo paso es crear algún tipo de tejido social en tu vida. Esto requiere apoyo, ya que, al crecer en una cultura hiperindividualista, hemos perdido nuestros rituales, ritos de paso y experiencias grupales catárticas. Ya no sabemos cómo construir tejido social, porque hemos crecido con muy poco, criados por personas que crecieron con aún menos.

Creo que, a un nivel profundo, todos queremos pertenecer a comunidades de personas en las que podamos confiar y que puedan confiar en nosotros. Nuestro sentido de significado en el mundo proviene de cómo nos presentamos en las relaciones, no de las definiciones culturales prevalentes; la ilusión de la independencia financiera o el estatus de logro económico.

El tercer paso es la honestidad. El perdón puede transformar vidas de manera radical, pero requiere verdad. No podemos disfrazar o minimizar nuestras acciones. Debemos sostenerlas en su totalidad y decir: “Eso fue lo peor que podrías haber hecho, pero no creo que eso te haga una mala persona.” O, “la sociedad te juzgará por lo que hiciste. Yo te sostendré con gentileza y cuidado, porque no lo veo como algo sustancialmente diferente a mis propias fallas.

¿No sería hermoso si pudiéramos aprender a encontrarnos con amor, gracia, reverencia, compasión y perdón dentro de un tejido social que nos libere de nuestra deuda de alto interés? Un tejido social formado por personas compasivas y conectadas que nos sostengan y nos digan: “Está bien, aquí estamos para ti”. ¿No haría eso una gran diferencia en la vida de muchas personas?


The Gifts of Trauma es un podcast semanal que presenta historias personales de trauma, sanación, transformación y los regalos que se revelan en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista, y si te gusta, suscríbete y compártelo.

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