Sintiendo, Sanando y Humanizando el Lugar de Trabajo, con Amy Elizabeth Fox

Experta en la sanación del trauma individual, familiar y colectivo, Amy fue pionera en la incorporación del enfoque informado por el trauma y los principios psicoespirituales en los programas de liderazgo. Desde 2005, se desempeña como cofundadora y directora ejecutiva de Mobius Executive Leadership. Alumna avanzada y docente principal del maestro místico Thomas Hübl, junto a él co-creó una certificación anual en Consultoría y Coaching Informado por el Trauma.

Este breve extracto editado de la entrevista de Amy traza un recorrido desde sus primeros intentos “fallidos” de formación corporativa hasta la educación psicoespiritual y basada en el trauma que hoy lidera con gran efectividad. Escucha su entrevista completa en The Gifts of Trauma.

Amy Blog

Crédito de fotografía

Una organización empieza a sentir la necesidad de un trabajo exploratorio profundo después de haber intentado una serie de intervenciones conductuales breves para abordar disfunciones en equipos o líderes.
Estos procesos pueden ofrecer mejoras a corto plazo, pero no generan un cambio conductual duradero. Presencié durante 20 años intervenciones organizacionales que fracasaron o carecieron de sostenibilidad. Frente a esto, la gente se preguntaba: “¿Por qué tantos esfuerzos de cambio fracasan? ¿Por qué tantos programas de liderazgo no producen los cambios culturales en mentalidad y comportamiento, ni los resultados que deseamos?”
Como una respuesta muy orgánica a observar lo que no funcionaba, comencé a preguntarme: “¿Con qué contención y apoyo puede hacerse este trabajo más profundo? ¿A qué nivel? ¿Con qué grado de profundidad?”

Estas preguntas abrieron la posibilidad de definir un terreno completamente nuevo de exploración… de imaginar algo mucho más radical y poderoso.

Este nuevo enfoque es hoy esencial para organizaciones que enfrentan situaciones de tal complejidad que ninguna persona por sí sola puede comprenderlas. Puede requerirse una diversidad de voces para siquiera diagnosticar el problema, múltiples interpretaciones para darle sentido, y una variedad de inteligencias interdisciplinares para encontrar soluciones. Este tipo de ecosistema colectivo necesita de una seguridad psicológica suficiente, confianza y sentido de pertenencia para que las personas puedan debatir ideas con profundidad, atravesar conflictos productivos y recibir retroalimentación con una verdadera actitud de desarrollo.
 

Esta necesidad genera un imperativo real en el mundo empresarial: liberar la energía de las personas para que pueda usarse de maneras más sanas, más gozosas, más vivas y más creativas.

Como muchas personas que sanan, llegué a este trabajo a partir de mi propio viaje, desde el trauma hasta el autodescubrimiento y la integración. Tuve la bendición de contar con terapeutas, trabajadores corporales y sanadores extraordinarios que me acompañaron en ese proceso.
 

Porque mi vida me llamó a este camino, comprendo los dones y la gracia que pueden encontrarse al otro lado. Hoy tengo una paz que hace 40 años era impensable para mí. Soy capaz de cosas que entonces parecían imposibles.
 

Habiendo experimentado que todo puede sanarse, creo profundamente en una vida liberada. Llevo esa convicción y ese fuego al aula cuando trabajo con ejecutivos que han pasado la mayor parte de su vida persiguiendo la próxima recompensa, el siguiente símbolo de estatus, la próxima oportunidad prestigiosa, el próximo referente externo de éxito.
 

No se han dado el tiempo, el permiso o la fortaleza para mirar hacia atrás y enfrentar las partes heridas de sí mismos. Yo formo parte de esa invitación, de ese giro hacia adentro, invitando a las personas a volver y recuperar aspectos de sí mismas que abandonaron hace mucho tiempo. Siempre me conmueve hasta las lágrimas. Y como sé cuán agradecidos estarán el viernes, no me intimida lo cerrados o resistentes que estén el domingo.

Creo que cuando el alumno está listo, aparece el maestro. En mi experiencia, una vez que se establece la intención de iniciar este viaje interior, los planos superiores se alinean rápidamente, enviando mensajeros y recursos.
 

Conocí a Thomas Hübl hace 12 años, en un encuentro extraordinario con alguien que no solo es un terapeuta maestro y un sanador visionario, sino una voz profética sobre cómo podríamos restaurar las cicatrices en el tejido de la humanidad. Él expandió lo que yo creía posible, me refinó, me entrenó, me supervisó…
 

Todos los practicantes de Mobius han estudiado con él, como comunidad, durante más de una década.
 

Tengo gran confianza en que el trabajo de vanguardia con trauma que hoy hacemos en el mundo corporativo está profundamente informado y potenciado por el llamado a la acción de Thomas.

En la vida corporativa, y en la sociedad, el nivel de adormecimiento, regresión y disociación con el que muchas personas en puestos altos operan es un gran secreto. Sus lentes de trauma no tratado moldean nuestras decisiones colectivas como sociedad, en cada institución: médica, educativa, gubernamental y empresarial. 

Su entumecimiento los acompaña al tomar decisiones sobre políticas, compensaciones, estructuras organizacionales, e incluso sobre sostenibilidad. Hasta que no los ayudemos a cultivar, madurar y refinar su capacidad moral, no tomaremos decisiones sabias como sociedad o como empresas.

Parte de la clave para una sociedad más sana es atender a generaciones de trauma no sanado y al entumecimiento colectivo, para que podamos sentirnos unos a otros y sentir al planeta. Para sentir el río y el cielo. Para sentir nuestros propios corazones y al ser humano que sufre a nuestro lado, y poder responder con gestos de cuidado.
 

En ausencia de un corazón abierto como instrumento de información, guía y diagnóstico, ni siquiera podemos identificar con precisión los problemas.

El lugar de trabajo tradicional está desconectado del cuerpo. Es antiemocional, antirrelacional y pone un énfasis enorme en la autonomía, la resiliencia y la autosuficiencia. Valoramos a los líderes que “no nos necesitan”, pero en realidad, se necesita una aldea.
 

Esta idea de que podemos privatizar nuestras vidas interiores y relacionales y dejarlas fuera del trabajo es una disfunción absurda y profundamente agotadora. Hace que las personas se sientan solas, por lo que tienden a sobretrabajar, sobreentregarse y sobreexigirse.Están constantemente conectadas al bombardeo de información y a las exigencias del día a día.

Lo que observo en miles de líderes, cuando se les da el permiso para bajar el ritmo… cuando se permiten habitar nuevamente sus cuerpos, abrir sus corazones, conectar con su intuición y sentirse parte de un todo mayor, es que el proceso de restauración solo tarda unos días.
En realidad, es más natural para el ser humano vivir en un ritmo de conexión corporal y relacional, en un ritmo de pertenencia a algo más amplio. Así que cuando se remueven las barreras impuestas por el modelo técnico-industrial del trabajo, el florecimiento alternativo ocurre de manera espontánea.
Por eso me siento muy esperanzada con lo que describo. Está muy lejos de cómo lo estamos haciendo ahora, pero no está tan lejos del potencial que cada líder individual ya lleva dentro.No creo que haya habido un momento más urgente para humanizar el lugar de trabajo que este periodo de extraordinaria demanda adaptativa: con la inteligencia artificial, la inseguridad económica y la inestabilidad política.
Todo ese caos y ambigüedad genera tanta ansiedad que nuestros lugares de trabajo deben convertirse en espacios de consuelo y apoyo mutuo.


The Gifts of Trauma es un pódcast semanal que comparte historias personales de trauma, transformación, sanación y los regalos que emergen en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista y, si te gusta, suscríbete, deja una valoración o reseña, y compártelo con otros en tu comunidad.

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