Facilitador profesional de diálogo, escritor, rapero y filósofo, Jacob es el creador del estudio y pódcast SenseSpace. Publica ensayos sobre su búsqueda de significado, pertenencia y entendimiento más allá de las fronteras culturales, y explora distintos géneros del rap. Co-fundó The Resonant Man, una iniciativa que apoya la evolución y revitalización de la masculinidad, y recientemente lanzó Soul Journey, un espacio que da a luz al alma a través del diálogo.
Este breve fragmento editado de su entrevista recorre desde su trabajo con hombres hasta sus visiones sobre el propósito del alma, el valor del malestar y el sufrimiento, y su llamado personal. Puedes escuchar la entrevista completa en The Gifts of Trauma.

Soy un hombre en proceso de convertirme en hombre—es un viaje constante. Las mujeres han sido algunas de mis maestras más importantes, pero al involucrarme en el trabajo masculino, descubrí que reunirme con otros hombres me ofrecía ingredientes adicionales que me permitían presentarme en las relaciones como realmente quería.
Existe una realidad vibracional subyacente en nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás. Cuando los hombres no son vistos, escuchados o conectados—cuando no participamos en ese intercambio energético y vibracional—quedamos traumatizados, y salimos al mundo desde ese lugar, lo cual inevitablemente afecta cómo nos presentamos.
Estamos profundamente programados para buscar la totalidad, a veces desde distintos niveles de conciencia, a través de modelos a seguir y compañeros. Y mientras lo hacemos, nuestro estado vibracional influye en nuestras percepciones y decisiones. Así que cuando soy plenamente visto en presencia de otros hombres, especialmente hombres mayores, la vibración en mi firma energética cambia.
Eso cumple una función similar al diálogo profundo, una práctica que me apasiona porque sentía que podía conectarme con la presencia y la sabiduría. Ese llamado era una cualidad inefable, mi intuición o quizá la chispa divina dentro de mí, que nos mueve hacia lo espiritual.
Según entiendo, todos somos almas con propósitos únicos, personalizados para cada uno. Descubrimos el currículo de nuestra alma al sintonizar con nuestra voz interior, nuestra intuición, lo que algunos llaman el hilo dorado. Así fue que empecé a percibir mi vida no como una realidad material aleatoria, sino como una realidad simbólica y viva, con la que estoy en diálogo constante. Esta perspectiva me brinda una forma distinta de comprender lo que ocurre dentro de mí y en el mundo externo. También implica seguir mi curiosidad, mis deseos, y estar más cómodo con la incertidumbre.
Las enseñanzas budistas dicen que nuestras vidas se enriquecen cuando nos sentimos cómodos con la falta de suelo firme de la existencia. Sé que es verdad porque lo he vivido. Pero si preguntas: “¿Estás siguiendo ese hilo dorado? ¿Te sientes realizado y feliz?”, el 90% de la gente probablemente diría que no.
¿Qué nos impide escuchar nuestra voz interior, seguir ese hilo dorado? Es poco probable que emprendamos un viaje heroico cuando nuestra vida emocional y psicológica es estable o cómoda. En mi caso, casi siempre ha sido una sensación de ruptura lo que me ha llamado a avanzar, a buscar algo nuevo y alquimizarlo en algo más profundo. Otro camino distinto me llama a ir cada vez más hondo, hasta que con el tiempo mi sufrimiento se vuelve menos intenso.
Una motivación adicional proviene de la ausencia de un sentido profundo de pertenencia. Aunque mi infancia fue bastante común, carecía de una pertenencia profunda, lo que significaba que si me hubiera quedado donde estaba, nunca habría llegado a conocer quién soy. Por suerte, algo en la guía interna y externa que tenía me dijo: “Tienes que irte.” Y me fui. Y aprendí que cuando permitimos que la comodidad y la estabilidad limiten la profundidad de nuestro sufrimiento, también pueden limitar la altura de nuestro éxtasis.
Tanto en acompañar el viaje del alma de otro como en mi trabajo con hombres, mi capacidad de sostener un espacio para otros depende enteramente de la profundidad del sufrimiento que yo mismo he experimentado. Cuando ocurre una rendición o aceptación profunda, cambia los cimientos de mi ser. A partir de ahí, si alguien entra en un espacio donde yo estoy plenamente conectado conmigo mismo, cualquier fragmentación que traiga puede potencialmente disolverse en ese espacio de aceptación. Esa capacidad de presencia se desarrolló en mi práctica de dialogos, una práctica sanadora profunda que viaja hacia abajo, hacia adentro y a través, para restaurar el flujo. Dialogos proviene de diversas tradiciones, desde Sócrates hasta David Bohm y John Vervaeke.
En el contexto del diálogo, lo que hace que ese flujo sea realmente potente es su alineación con la intuición o ese hilo dorado del que hablábamos. Es como una experiencia de co-sintonía con el hilo dorado, aceptando su nutrición a través de un proceso casi de comunión. Esto ocurre en el desarrollo mismo del diálogo, y en la llegada de un tercer elemento, que puede manifestarse como el flujo, una nueva visión, o un nuevo campo compartido que emerge entre los participantes. Esa es la magia que está disponible si nos encontramos de cierta manera. Me convierto en una especie de musa acústica, invitando las condiciones para que eso ocurra. Condiciones que, en cierto modo, se relacionan con el vacío. A veces me convierto en espacio, lo que requiere vaciar mi mente mientras permanezco en una presencia plena.
Hago este trabajo porque estamos viviendo un giro profundo en el alma humana, una metacrisis que exige una evolución dentro y entre nosotros. Estoy aquí para acompañar ese cambio, para escuchar y guiar de una manera que revele la profundidad de quiénes somos y lo que significa encontrarnos verdaderamente. Siento el llamado a hacer este trabajo, y también siento que he sido elegido para hacerlo, porque…
Yo solo no podría haber reunido todos los elementos profundamente significativos e interconectados que ahora forman el núcleo de mi trabajo. Ha sido un proceso emergente que también parece moverse hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, integrando elementos presentes en mi vida temprana y a nivel ancestral. Sentí la necesidad, reconocí lo que me faltaba y lo busqué por mí mismo. Y, al articularlo, refinarlo, trabajar con sus asperezas, compartirlo e invitar a otros a participar en él, he sentido siempre ese llamado hacia un horizonte inscrito en todo esto, especialmente en el contexto del trabajo con hombres.
The Gifts of Trauma es un pódcast semanal que presenta historias personales de trauma, transformación, sanación y los dones que emergen en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista y, si te gusta, suscríbete, deja una calificación o reseña, y compártelo con tu comunidad.