Abrazando el Iceberg de la Menopausia, con Inés Zabalaga

Inés Zabalaga es Terapeuta de Compassionate Inquiry®, Facilitadora de Constelaciones Familiares y Directora de Teatro Espontáneo, formada en psicodrama. Tiene Maestrías en Educación y Terapia Sistémica. Es cofundadora de Bloom, una fundación que promueve la investigación, el estudio y la difusión responsable del trabajo psicodélico. También facilita sesiones asistidas, retiros y crea campos colectivos de energía humana y equina a través de talleres de Constelaciones Asistidas por Caballos.

Este artículo es un extracto editado de las reflexiones de Inés sobre el impacto de las creencias del sistema “roto” en torno a la menopausia y la falta de apoyo seguro para las mujeres. Puedes escuchar la entrevista completa en el podcast The Gifts of Trauma.

Ines Bio Post

Crédito de imagen

Siento que llevo conmigo las voces de muchas mujeres que están buscando una apertura para empezar conversaciones que no hemos tenido. Desde siempre, una de mis pasiones ha sido cuestionar. Soy una criatura muy curiosa.

Tengo muchas capas: nací en Bolivia y crecí entre México, Centroamérica y Uruguay; estoy hecha de circunstancias y culturas fundidas. Desde joven quería saber: “¿Qué es esta combinación de cosas? ¿Cómo puedo comprender la forma en que pienso, siento, me muevo, elijo mis relaciones?”. Estudiar psicología clínica cambió mi perspectiva. Dejé de ver las piezas para ver el iceberg completo. El enfoque sistémico me mostró cómo las partes se relacionan con el todo. Las Constelaciones Familiares añadieron un factor energético al explicar cómo la información de generaciones pasadas se transmite a nuestros cuerpos y experiencias de vida. Hoy facilito espacios donde las personas pueden profundizar en la comprensión de sí mismas y de su mundo.

Como persona con mirada sistémica, cuando me preguntan: “¿Cuál es el sistema completo de la menopausia?”, empiezo con una respuesta formal: la menopausia comienza después de experimentar ciclos menstruales irregulares durante un año, seguidos de otro año sin menstruación. Esta explicación divide la menopausia en etapas que, aunque útiles desde una perspectiva biológica y de salud, eliminan lo natural de este proceso. Hemos tratado la menopausia como un problema médico que debemos entender para saber qué hacer cuando llegue. Es como observar una flor abrirse y tratar de anticipar exactamente cuándo se desplegará el cuarto pétalo, para traer soluciones a ese momento.

Relacionarnos con nuestros cuerpos y ciclos como si fueran problemas que hay que resolver tiene una historia larga y brutal. En Uruguay, cuando nos llega la menstruación, nos enseñan a decir en voz baja: “Estoy enferma”. Entonces, cuando tienes 13 o 14 años, una vez al mes estás “enferma”. Así empieza el adormecimiento, el fingir que todo está bien. Yo no estoy aún en la menopausia, pero el año pasado empecé a relacionarme con su llegada, y se supone que si voy a necesitar terapia hormonal o si voy a “volverme loca”, tengo que prepararme para eso.

Me entristece mucho vivir en un sistema que asume que la menopausia será tan difícil y diferente… un sistema que nos enseña a creer que nuestros cuerpos están en nuestra contra. Nadie nos dice: “Sí, puede ser difícil, puede ser diferente, y vas a estar bien.” Nos falta la sensibilidad que necesitamos para sentirnos seguras en nuestros propios cuerpos, que solo están haciendo lo que la naturaleza dispuso. En cambio, creemos que nuestro cuerpo es el enemigo.

La menopausia marca el final de muchas cosas: de ser un ser reproductivo, de ser joven… Pero verla como algo indeseado o aterrador añade una carga brutal a nuestros cuerpos ya agotados, que han llevado el peso de todo lo que hemos hecho. Estamos tan cansadas, y aún así se espera que sigamos adelante. Lo que también falta en los discursos feministas sobre igualdad de oportunidades es el apoyo del sistema en general y de los hombres en particular. Esto genera una ruptura y da lugar a una de las respuestas más comunes del trauma: la sensación de estar solas. Aunque estemos en una relación, una voz interna dice: “Estoy sola.”

Me pregunto por el proceso orgánico y natural de un cuerpo que, después de dar vida, nos ofrece un tiempo para profundizar en nuestra conexión con nosotras mismas, con la sabiduría de la naturaleza y de la existencia. Pero cuando el estrés sobre nuestros cuerpos, mentes y espíritus nos lleva a sentirnos inseguras y solas… es brutal. Y no lo hablamos. Es una conversación que no hemos tenido, porque no existen sistemas de apoyo que puedan transformar la experiencia de la menopausia en algo hermoso.

En mi trabajo como psicóloga, ofrezco terapia asistida con psicodélicos. He estado en retiros solo para mujeres y también mixtos. Los retiros de mujeres suenan muy distintos, de una forma que me toca profundamente. La forma en que sanamos las mujeres es con gritos profundos, porque hemos estado anhelando apoyo desde siempre.

Una clienta tenía como jefe a su padrastro, quien también abusó de ella en la infancia. Es uno de esos casos donde una se pregunta cómo nuestro sistema sigue fingiendo que todo está bien, en situaciones que claramente no lo están. Nuestra sexualidad y la manera en que reprimimos nuestros sentimientos en torno a ella comienza muy temprano. Cuando pregunto a un grupo: “¿Quién sufrió abuso sexual en la infancia?”, todas, salvo dos o tres, levantan la mano. Esta mujer adulta participó en mi retiro y empezó a reconectarse con todos esos momentos de abuso. Al sentirse sostenida en un espacio seguro, pudo finalmente liberar todo eso de manera somática y emocional. Pudo hacer lo que necesitaba hacer: llorar, gritar, maldecir.

Al final de ese proceso, comprendió que había vivido en un estado de alerta constante. Su cuerpo le enviaba señales de que no iba a resistir. Su conclusión fue: “Necesito no hacer nada. Necesito experimentar el cansancio, la tristeza y el duelo durante un tiempo.” Sus padres la acompañaron en ese proceso. No hizo nada más que cuidarse, y lo vivió como un lujo. Una mujer casi nunca no hace nada. Siempre estamos haciendo algo.

Así que, cuando vamos al médico a hablar de la menopausia, deberíamos escuchar: “Es natural, estás bien, y estoy aquí para ayudarte. ¿Cómo te gustaría ser acompañada?” En lugar de eso, nos recetan antidepresivos para no sentir las emociones que la menopausia trae. Y así, una vez más, fingimos que estamos bien. Una vez más, compramos las creencias y narrativas de un sistema roto que nos dice: “Simplemente sigue y trata de ser funcional,” cuando en realidad, detenernos y no hacer nada probablemente sea la medicina que más necesitamos.


The Gifts of Trauma es un podcast semanal que presenta historias personales de trauma, transformación, sanación y los regalos que se revelan en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista, y si te resuena, suscríbete y compártela.

Scroll al inicio