Inés Zabalaga tiene una Maestría en Educación (MEd), una Maestría en Terapia Sistémica (MA), es Psicóloga Clínica, Practicante de Compassionate Inquiry®, Facilitadora de Constelaciones Familiares y Facilitadora de Terapias Asistidas con Psicodélicos. También dirige talleres de Constelaciones Asistidas con Caballos y co-facilita retiros en Canadá y Bolivia.
Kate Hazlitt, ND, integra las enseñanzas de las filosofías Orientales y Occidentales sobre la naturaleza y la causa de las enfermedades para enfocarse en las conexiones entre la salud física, emocional, mental y espiritual. Sus herramientas son la medicina asiática y la acupuntura, la nutrición clínica, botánica y homeopática y la medicina auricular. Este texto es un extracto de la conversación entre Inés y Kate sobre la desmedicalización de la menopausia para poder apoyar a las mujeres que la atraviesan. Puedes escuchar la entrevista completa en inglés en The Gifts of Trauma Podcast./

“Mi deseo es que tengamos conversaciones abiertas y honestas en todos los lugares del mundo donde las mujeres aún se esconden para traerlas a la conversación y sacarlas de la oscuridad.” – Inez Zabalaga
Dra. Kate Hazlitt: la perspectiva naturopática
Para algunas mujeres, la menopausia es un periodo oscuro… Mis pacientes a menudo me preguntan, “¿Qué hay de malo con mi cuerpo? ¿Qué me está pasando?” Están en la oscuridad sobre el proceso que se está desarrollando internamente y se sienten desorientadas. Llegan a este periodo con muchas emociones sin procesar que necesitan ser metabolizadas. Ese siempre será nuestro punto de partida.
El cerebro es uno de mis temas favoritos. Tengo dos hijos, uno de ellos está en la adolescencia y el otro se acerca rápidamente a esa etapa también. Me hice consciente del término depuración a través del trabajo de Dan Siegel sobre el cerebro adolescente. La Dra. Lisa Moscone también habla sobre esta depuración y me fascinó el término. Es un proceso que ocurre cuando los niveles de estrógeno empiezan a bajar en todos los sistemas de órganos del cuerpo, pero sobre todo en el cerebro. Cuando esto sucede, los receptores en nuestro cerebro comienzan a depurar formas de pensar y de ser que están caducas, tal y como sucede en la adolescencia. Esta depuración libera espacio para más autenticidad, pero mientras ocurre, puede generarnos un desbalance al punto en que no nos reconocemos. La depuración también viene con una nueva identidad y cambia los roles, permitiéndonos estar más en contacto con nuestro servicio y nuestro propósito, y menos identificadas con los roles que hemos asumido en otras etapas de la vida. Estoy en la mitad de mis 40 y, a medida que mis niveles de estrógeno bajan, literalmente puedo sentir la depuración en mi cerebro y cómo va talando esa madera vieja.
Para mí, la experiencia de la depuración es una de revisitar mis transiciones hormonales del pasado, la pubertad, la fertilidad, el posparto… Es como ver una película. A medida que vuelvo a esos tiempos, entiendo más. Por ejemplo, habían momentos en mi adolescencia cuando no entendía lo que pasaba en mi mente, pero no le contaba a nadie, lo mantenía en secreto. Cuando regreso a ese tiempo, finalmente entiendo lo que pasaba. Sucedió lo mismo con mi etapa de fertilidad y mis experiencias posparto. Ya no soy la misma persona. He pasado a otro nivel. Me gusta la jardinería, así que me imagino la depuración como una pila de ramas mezcladas con hortensias y capullos de flores que representan distintos momentos de mi vida. A medida que avanzo, no tengo certeza de dónde voy a aterrizar, así que me abro a la transición y a la oportunidad de descubrir lo que aún necesita ser integrado.
El proceso de depuración cerebral me muestra de dónde vengo. Estoy creando nuevas visiones de mí misma para acomodar partes importantes de mí. La reparación también está ocurriendo tal como en la adolescencia, donde habían momentos en que no hablaba con nadie sobre lo que me pasaba. No lo hablé con nadie porque no tenía el lenguaje o quizás porque no había la seguridad para abrirme. Regreso a esas versiones de mí y me hago testigo de esas experiencias a través de la lente de la compasión, maternando y nutriendo, integrando lo que no había reconocido antes. Esto me prepara para entrar a la etapa final de mis 40 y a la menopausia con más plenitud y armonía. También repara un linaje de mujeres a las que nunca vi descansar. Solo vi su ansiedad y su dolor. Ese recuerdo me reveló ¡Ahá! ¡Eso es lo que estoy depurando! Y no solo lo hago para mí, sino para todas las que vinieron antes y para quienes vendrán después. Este proceso me muestra cómo la naturaleza nos apoya en el camino de la vida.
Inés Zabalaga: la perspectiva de los psicodélicos
Las mujeres vienen a mí porque se relacionan con mi trabajo. Cada vez me preguntan, “¿Qué terapia con psicodélicos puedes ofrecer que sea diferente a las propuestas médicas tradicionales?” Quieren saber, “¿Qué puedo hacer que sea sostenible y bueno para mí?”
La perimenopausia puede empezar muy temprano, a los 30 años, cuando quizás eres mamá primeriza o estás empezando una nueva relación. A los 30 nunca nos preguntamos sobre la perimenopausia o la menopausia. No está en nuestro radar. Pero una vez que descubrimos que estamos en esa etapa, ¿qué podemos hacer? Facilito círculos de mujeres donde hablamos sobre el impacto de la psilocibina y el LSD en la salud y en la vida de las mujeres. Así que estoy ofreciendo distintas soluciones e información sobre estas modalidades que aún no está disponible fácilmente. Les ofrezco 2 razones importantes. En primer lugar, porque aprender tan temprano que estamos en la perimenopausia puede ser abrumador. Y en segundo lugar, porque los psicodélicos ofrecen a las mujeres la posibilidad de sentirse mucho mejor.
Hablemos del LSD, una medicina preciada que nos puede llevar hasta nuestra etapa perinatal. Abre oportunidades transpersonales para que la mente holotrópica pueda alcanzar lo que está dentro nuestro. Cuando nuestro sistema neuronal se rinde ante esta conciencia abierta, los químicos en el cuerpo se transforman. Cuando empezamos a relacionarnos con la oportunidad en la esfera de la esperanza y en la riqueza de esa rendición, nuestro sistema nervioso empieza a hacer nuevas conexiones, lo cual nos permite ser más auténticas. Cuando tomamos una microdosis o consumimos una dosis macro, volvemos como personas distintas con nuevas prácticas para la vida. Nos volvemos nuevas versiones de nosotras mismas y por lo tanto tenemos que comer distinto, relacionarnos distinto y dormir distinto. Necesitamos apoyo en distintas formas. También necesitamos asumir la responsabilidad de darles a los demás un mapa para que se puedan relacionar con nuestro nuevo yo.
Lo mismo pasa con los hongos, los cuales se usan más para la tristeza y la depresión, pero también afectan nuestro miedo, nuestra experiencia transpersonal y nuestra experiencia de vida. El LSD se trata más sobre expandirnos hacia la oportunidad cósmica y el reino espiritual. El MDMA trata la ansiedad y el miedo. Después de todo, ¿qué humano de cualquier género no ha experimentado miedo y tristeza en su vida?
Estas emociones se guardan en el cuerpo, entonces cuando nuestros niveles de estrógeno empiezan a bajar, tenemos que estar preparadas para hacer espacio para la nueva persona que seremos, limpiando y depurando lo que hemos guardado dentro. Esto crea espacio para que pueda entrar la nueva yo y nos podamos sentir presentes y vivas.
The Gifts of Trauma es un podcast semanal que presenta historias personales de trauma, transformación, sanación y los regalos que se revelan en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista y, si te gusta, suscríbete y compártela.



