La práctica de terapia familiar de Josiane reconoce el impacto multigeneracional tanto del trauma como de la resiliencia, ayudando a personas y familias en conflicto a reconectar con sus lazos ancestrales de maneras significativas. Su filosofía terapéutica se basa en los principios de interconexión e integridad provenientes de los enfoques sistémicos y estratégicos familiares, abordando las necesidades de individuos, parejas y familias, mientras considera sus conexiones consigo mismos y con los demás.
Este breve extracto editado de la entrevista de Josiane comparte su perspectiva sobre el Amor Compasivo, los Sistemas Familiares y la Indagación Apreciativa y Compasiva. Escucha la entrevista completa en The Gifts of Trauma.

En 1999, la Organización Mundial de la Salud invitó a científicos, economistas, líderes espirituales y políticos a reunirse en Nueva York. Al igual que ahora, el mundo estaba sumido en la confusión y la violencia. La OMS preguntó: “¿Qué es lo que más necesita el mundo en este momento?” Algunos respondieron: más compasión. Otros dijeron: más amor. Así surgió la definición funcional de Amor Compasivo: el amor que se centra en el bienestar del otro.
Este es el amor verdadero, el amor puro, el amor cósmico o cuántico. Nunca exige que uno se sacrifique por el otro. Es un amor que rara vez experimentamos, porque no nos enseñan a amar. Constantemente escuchamos, usamos y malinterpretamos la palabra “amor”, mientras muchas de nuestras relaciones íntimas están hoy en modo de supervivencia, plagadas de miedo, confusión, conflicto, malentendidos y, en algunos casos, abuso.
Desde la perspectiva de los Sistemas Familiares, cuando se observan síntomas en un miembro de la familia, suelen estar relacionados con sus relaciones cercanas y su comunicación. Este enfoque también llevó a una reunión interdisciplinaria de científicos, psiquiatras, psicólogos y antropólogos. El resultado fue un consenso claro: había que alejarse del método científico de aislamiento y considerar la red de relaciones familiares del cliente en el tratamiento. La decisión fue incuestionable, ya que todos existimos dentro de estas redes relacionales. No podemos separarnos de los demás, porque nuestro cerebro funciona de manera relacional.
Un paralelismo con Compassionate Inquiry® es que, a menudo, la persona con una adicción o con TDAH es la más sensible, aquella que refleja la disfunción dentro de la dinámica familiar. Sin embargo, el enfoque inicial suele dirigirse a la persona que presenta los síntomas, en lugar de observar el sistema familiar del que forma parte.
En el enfoque de los Sistemas Familiares, imaginemos a una pareja en conflicto. Su hijo, al presenciar esas tensiones en casa, comienza a mostrar conductas disruptivas en la escuela. El niño percibe que algo está mal, pero no sabe cómo expresarlo. Entonces, sus padres lo llevan a terapia, pero no se incluyen a sí mismos en el proceso. Los Sistemas Familiares, sin embargo, integran a los padres en la terapia, reconociendo que ellos son la base de la pirámide que debe guiar al niño para que pueda mostrarse en su verdadera esencia, no en su modo de supervivencia.
Durante mis estudios en terapia familiar y Sistemas Familiares, y al trabajar con familias de diversos contextos culturales y socioeconómicos, comprendí que todos somos espíritu, cuerpo y mente. Sin embargo, en las relaciones íntimas, esta integración se manifiesta de manera diferente. Cuando las parejas acuden a terapia, suelen llevar sus problemas, pero no su esencia. Como trabajadora de la luz, mi propósito es ayudarlas a reconectar con esa esencia. Y el primer paso siempre es preguntar: “¿Qué cualidades aprecias en tu compañero o compañera?”
La pregunta suele sorprender, porque vivimos en una cultura centrada en el déficit. La ciencia, por ejemplo, se enfoca en lo que está mal. Pero en los Sistemas Familiares, la Indagación Apreciativa y Compassionate Inquiry, no buscamos fallas en una persona, pareja, familia o comunidad. Buscamos lo que sí funciona. Y desde ahí, podemos transformar el mundo.
Cuando juzgamos a los demás, nos fragmentamos. Pero si nos tratamos con respeto y consideración, si reconocemos el dolor ajeno como un espejo de las partes de nosotros mismos que evitamos o rechazamos, podemos descubrir su núcleo positivo. Este es un paradigma que afirma la vida.
Hoy en día, el término trauma se escucha con frecuencia. Muchos lo asocian con las experiencias dolorosas que han vivido. Sin embargo, toda experiencia nos enseña algo dentro de nuestro contexto y realidad. El trauma puede ser un motor de innovación y una oportunidad para comprender mejor nuestro propósito. Explorar las lecciones que trae nos aleja del modelo de carencia y nos conecta con un campo de posibilidades, creatividad y crecimiento.
Me siento profundamente agradecida de estar aquí en este momento, apoyando el despertar de nuestro ADN ancestral y nuevo, que ha estado sepultado bajo condicionamientos, divisiones y separación. Al honrar nuestras conexiones comunes, nuestros ancestros y el modelo de Amor Compasivo, invito a las personas a mirar hacia adentro y reconectar con lo que ya habita en ellas.
El escritor James Baldwin dijo una vez que, si no nos tuviéramos unos a otros, estaríamos perdidos, porque el amor que sentimos por los demás crea nuevos caminos neuronales en nuestro cerebro. Esto es precisamente lo que ocurre en las relaciones íntimas: la conexión alimenta el alma, incluso en los momentos más difíciles. Cuando compartimos espacio con otro ser, surge algo nuevo: una energía vibrante y viva. Yo la llamo entidad, porque se mueve y tiene luz propia. En una relación saludable, esa entidad es positiva y nutre a ambos.
En el corazón de mi misión está la comprensión de que todo lo vivido por nuestros ancestros está entrelazado. Al final, todo es energía. Más allá del color de la piel, nuestros cuerpos y células son portadores de memorias, tanto de esta vida como de muchas otras. Esa energía incluye las experiencias pasadas, desde la esclavitud hasta la violencia sexual utilizada como arma de opresión. Estas vivencias se filtran a través de todos los niveles del campo energético, afectando a cada ser humano, porque estamos conectados más allá del tiempo y el espacio.
Si miramos a la fuente, la energía sexual es la fuerza más poderosa del universo, en constante creación y co-creación con nosotros. Por eso, cuando una pareja llega a terapia, siempre pregunto: “¿Cuál es su misión como pareja? ¿Cuál es su visión?” La mayoría no lo sabe, porque no están en la misma sintonía. Y cuando no usamos nuestra energía sexual de manera intencional, permitimos que otras energías ocupen ese espacio y dirijan nuestras vidas.
Mi propósito es adentrarme en la oscuridad que cada ser humano guarda y guiarlo hacia la luz. Porque, al final, todos somos espejos unos de otros. El Amor Compasivo nos enseña que el sufrimiento ajeno es también nuestro. Nuestras parejas reflejan las partes de nosotros que hemos reprimido, rechazado o apartado de nuestra conciencia.
Siento que el espíritu me guía para invitar a las personas a redescubrir la chispa divina presente en cada día, alejándose del juicio y abriéndose al Amor Compasivo como una realidad viva.
The Gifts of Trauma es un pódcast semanal que presenta historias personales de trauma, transformación y sanación, revelando los regalos ocultos en el camino hacia la autenticidad. Escucha la entrevista y, si te inspira, suscríbete, deja tu valoración y compártelo con tu comunidad.