Como trabajadora social, trabajé por muchos años en el área de la violencia de género con mujeres de sectores socio-económicamente vulnerables, acompañando, y ayudando a que descubran su potencial para sanar-en-comunidad, organizando espacios donde pudieran experimentar el sentirse sostenidas por otras mujeres, poniéndose de pie y a su vez sosteniendo a sus hijos e hijas.

En 2018 descubrí el enfoque del trauma y esto me abrió un panorama nuevo y fascinante, al acceder al origen de muchas de nuestras heridas y de las "huellas" que llevamos dentro y que piden ser vistas y sanadas.

Me gradué en un Diplomado en Traumaterapia Infantojuvenil Sistémica y en 2019 creamos con un grupo de compañeras un centro llamado Casa Betania, donde recibimos a niñxs, adolescentes y adultos. Todas en el equipo recibimos la formación desde el enfoque de CI.

Creo profundamente en el poder sanador de la presencia compasiva, y en los recursos internos que cada persona llevamos dentro, los cuales, a pesar de nuestras heridas, están ahí pidiendo ser despertados y alumbrados.