Paqui Romero Hidalgo
- Coach de vida
Mi recorrido en el mundo terapéutico comenzó con una gran pregunta: ¿cómo se relacionan nuestras emociones con lo que experimenta el cuerpo? Buscando respuestas, me formé en biodecodificación, trofología (nutrición consciente) y diversas terapias que integran mente, cuerpo y emoción.
Con el tiempo, este viaje personal se convirtió en mi vocación. Me especialicé en piscotrauma, ensueño dirigido y herramientas como el modelo polivagal y Compassionate Inquiry, profundizando en cómo el cuerpo guarda memorias y cómo podemos liberarlas con amor y conciencia.
Atravesé mis propios momentos difíciles, y fue en ese proceso donde descubrí que sanar es mucho más que aliviar un síntoma: es reencontrarnos con la verdad de quienes somos.
Acompaño a quienes buscan sanar desde un enfoque integral, creando un espacio seguro, sin juicios y, cuando hace falta, con una dosis de humor (porque la risa también sana). Como eterna aprendiz, descubro en cada encuentro una oportunidad para crecer y nutrirme.
Cada manifestación del cuerpo es un mensaje, y cuando aprendemos a escucharlo, encontramos el sendero de regreso a nuestra esencia.
Si sientes que este camino te resuena, será un honor recorrerlo contigo.
Mi recorrido en el mundo terapéutico comenzó con una gran pregunta: ¿cómo se relacionan nuestras emociones con lo que experimenta el cuerpo? Buscando respuestas, me formé en biodecodificación, trofología (nutrición consciente) y diversas terapias que integran mente, cuerpo y emoción.
Con el tiempo, este viaje personal se convirtió en mi vocación. Me especialicé en piscotrauma, ensueño dirigido y herramientas como el modelo polivagal y Compassionate Inquiry, profundizando en cómo el cuerpo guarda memorias y cómo podemos liberarlas con amor y conciencia.
Atravesé mis propios momentos difíciles, y fue en ese proceso donde descubrí que sanar es mucho más que aliviar un síntoma: es reencontrarnos con la verdad de quienes somos.
Acompaño a quienes buscan sanar desde un enfoque integral, creando un espacio seguro, sin juicios y, cuando hace falta, con una dosis de humor (porque la risa también sana). Como eterna aprendiz, descubro en cada encuentro una oportunidad para crecer y nutrirme.
Cada manifestación del cuerpo es un mensaje, y cuando aprendemos a escucharlo, encontramos el sendero de regreso a nuestra esencia.
Si sientes que este camino te resuena, será un honor recorrerlo contigo.