La comunidad de CI en español crece

– Escrito por Sanjog

En septiembre tuve la oportunidad de viajar a Argentina, donde por primera vez me encontré en persona con algunos de los participantes de la Formación Profesional de Compassionate Inquiry en español. 

Durante mi estadía de dos semanas en Buenos Aires, conocí primero Casa Betania, un centro de atención de salud mental cuyo equipo de trabajo completo ha participado en nuestra formación. Ubicada en Quilmes, a las afueras de la ciudad, Casa Betania ofrecía, hasta hace poco, atención a niñas, niños y adolescentes. Con Compassionate Inquiry, el equipo ha obtenido nuevas herramientas para atender también a los cuidadores y cuidadoras de sus pacientes, ofreciendo un servicio más integral para toda la familia.

Durante nuestro encuentro, revisamos las dificultades que han experimentado al implementar los aprendizajes y recursos de CI con adultos. A través del juego y la conexión con nuestros cuerpos, exploramos las subpersonalidades que surgen en nosotros como terapeutas, aprendiendo a “soltar la agenda” y sintonizando con las intenciones y necesidades de nuestros clientes.

Este primer encuentro me dio la inspiración para lo que venía: los talleres La Mirada del Corazón, dirigido a personas interesadas en la aplicación de CI en sus síntomas de salud física o mental, y La Compasión Como Medicina, dirigido a profesionales de la salud que trabajan con pacientes diagnosticados con diabetes. 

Ambos eventos, patrocinados por la Asociación Argentina de Diabetes, fueron el resultado de un trabajo previo que realicé online, utilizando CI para acompañar a personas diagnosticadas con diabetes tipo 1 a lo largo de cinco sesiones. Fui guiada por la premisa de que “todo diagnóstico comienza como un mecanismo de afrontamiento”, tomando en cuenta algunas observaciones que los médicos de la asociación me habían compartido sobre sus dificultades al trabajar con sus pacientes. Exploramos la posibilidad de acercarnos compasivamente a los síntomas, no solo a aquellos asociados con la diabetes en sí, sino también a las resistencias a aceptar la enfermedad y a implementar los tratamientos sugeridos. 

Los cambios que los pacientes experimentaron en pocas sesiones fueron sorprendentes. Además de disminuir sus síntomas de depresión y mejorar sus niveles de glucemia, los pacientes reportaron tener más motivación para cuidarse. Como dijo Olga Escobar, directora del departamento psicosocial de la asociación: “La mirada compasiva los ayudó a darse cuenta de que ellos pueden hacer algo por su diabetes”. Los médicos –que a menudo están fatigados por el alto nivel de trabajo que tienen– expresaron un enorme alivio. En palabras de uno de ellos: “Ahora tenemos pacientes que están más disponibles para tomar responsabilidad de su salud y eso es una gran victoria, sobre todo cuando viene por su propia elección”.

Mi viaje concluyó en Tucumán, donde ofrecí un retiro y un taller introductorio al modelo de Compassionate Inquiry. Gracias al Centro de Formadores de Ana Bronzetti y Ximena Espeche, pudimos acercar esta forma de trabajo a más de ochenta personas, abriendo la posibilidad de relacionarnos con nosotros mismos desde la curiosidad, la compasión y la presencia.

Desde que iniciamos nuestro trabajo con la primera cohorte, en marzo de 2022, hemos contado con casi 200 participantes hispanohablantes provenientes de distintas localidades en América Latina, España, y otros lugares del mundo. Mi emoción al atestiguar el crecimiento de esta comunidad crece al conocer las formas en que distintos participantes contribuyen a regar semillas de conexión y sanación en sus localidades. Siento una enorme gratitud por cada persona que pasa por esta formación. Que el tiempo y energía que invertimos aquí, nos ayude a construir un mundo más compasivo.

Scroll al inicio