En el vientre de la bestia: enraizándonos en un cuerpo que dice “No”

Por Lizzie Reumont

“Cuando el cuerpo dice no” es un Grupo Focal de CI (en inglés) que explora la naturaleza de la enfermedad y su relación con la salud mental y emocional, el camino de la sanación, y qué significa “sanar” en el contexto de Compassionate Inquiry.

Cuando existe una enfermedad crónica y el cuerpo dice “no” con suficiente fuerza, a menudo hay una desesperación por solucionar el problema. Ese pánico inicial puede llevar a las personas a buscar ayuda de un médico y, como resultado, muchos pacientes reciben un diagnóstico y un plan de acción, que usualmente incluye prescripciones de medicinas que deberán tomar a largo plazo. Por supuesto, hay momentos en los que la búsqueda de respuestas al dolor no nos lleva a ningún diagnóstico; la persona se ve obligada a vivir en ese limbo de no estar bien, lo cual puede significar que hay poco alivio para el pánico o el dolor de su condición actual.

Navegar cualquier tipo de enfermedad o dolor –con o sin una etiqueta que ponerle– trae consigo una variedad de emociones y creencias complejas. Es por esto que después de casi dos años de facilitar un grupo llamado “CI y las enfermedades autoinmunes, dolor crónico y cáncer”, el grupo decidió cambiar el nombre para hacerlo más integral. Este nombre ahora incluye a cualquier persona con un cuerpo que está diciendo “no”, como también a los participantes y practicantes de CI que tienen amigos o familiares con enfermedades crónicas, o que trabajan de manera terapéutica para brindar apoyo a personas con enfermedades crónicas.

Algunos miembros del grupo hemos sido categorizados como “incapacitados”, “discapacitados”, o “con enfermedades invisibles”, y mientras algunos de nosotros no nos identificamos con estas etiquetas, la mayoría sí nos identificamos con creencias como: “Soy diferente”, “No encajo”, “No soy merecedor/a”, “Soy una carga”, “Estoy roto/a”, “No valgo nada”.

Inconscientemente, estas personas pueden buscar reforzar estas creencias en distintas situaciones, inclusive dentro de una sesión de CI, donde siempre empezamos con un enraizamiento. El propósito del enraizamiento es invitar al cliente al contenedor que es su cuerpo para observar lo que está presente ahí. Generalmente, esto se da en una ventana corta de tiempo: es un momento pequeño que define la seguridad de la sesión, y que puede tener un gran peso para el tipo de personas que he mencionado anteriormente. Es importante reconocer que puede haber incomodidad, dolor o una sensación de que el cuerpo ha sido aniquilado por la enfermedad, la medicina o una cirugía, y no debería sorprendernos el que muchas personas se hayan disociado completamente de la capacidad de conectar a nivel somático con sus cuerpos.

El uso del lenguaje durante el enraizamiento puede ser incierto (puede resultar acertado o muy incorrecto) para un grupo de personas que no están cómodas en sus cuerpos. Puede que se sientan incapaces de conectar con ese espacio físico de la misma forma en que puede hacerlo una persona con todas sus capacidades. Piensen, por ejemplo, en un cliente con esclerosis múltiple, que puede no tener sensación en los pies: pedirle que sienta sus pies sobre el piso seguramente no tendrá el mismo efecto que cuando le pedimos esto a una persona sin “discapacidad”. Asimismo, pedirle a una mujer que ha tenido una mastectomía que sienta su respiración en el pecho, puede evocar dolor, tristeza, ira o incluso vergüenza. Una persona con una enfermedad del sistema digestivo quizás no pueda relajar el estómago en medio de un brote de síntomas. Hay una gran cantidad de ejemplos de cómo lo que parece una simple invitación a conectar con el cuerpo puede ser un gatillo para algunas personas. Por supuesto, no todo funciona para todos cuando se trata de los procesos terapéuticos, y la idea no es ir de puntillas evitando los gatillos que nos son desconocidos. El objetivo es estar conscientes de que la terapia somática es una experiencia muy distinta para una persona que vive con dolor o enfermedad crónica.

Estos son algunos parámetros sobre los que conversamos en nuestro grupo focal, con el objetivo de ayudar a asegurar que el enraizamiento en Compassionate Inquiry sea una experiencia inclusiva que ayude a crear seguridad y que invite al consultante a conectar con su cuerpo a su propio ritmo:

  • No dar directivas: evita poner la atención del cliente en un lugar específico de su cuerpo. Puedes decir: “Nota aquello que te conecta con lo que tu cuerpo está tocando”, en lugar de “Siente tus pies sobre el piso” –puede que esa persona no tenga acceso al área en cuestión; ese lugar del cuerpo también puede estar impregnado de algún significado o emoción–.
  • Ser claro sobre la intención del enraizamiento: “Este es un ejercicio de enraizamiento de un minuto para traerte a tu experiencia de ti mismo en el presente; esto no se trata de solucionar o cambiar algo, sino de estar con lo que es”.
  • Decir menos es más: Por ejemplo: “¿Está bien si te tomas unos segundos para observar tu respiración? Por favor, tómate todo el tiempo que necesites. Sabré que estás listo/a cuando abras los ojos”.
  • Dale permiso para moverse: “Si en cualquier momento necesitas moverte o cambiar de posición, escucha las necesidades de tu cuerpo y adáptate a tu manera”.

Si tienes preguntas, comentarios o sugerencias en relación al trabajo con las enfermedades crónicas, puedes contactar a Lizzie al correo lizzie@freeliz.com

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