La Naturaleza Disociativa del TDAH: Cómo la Presencia es la Clave para Recuperar tu Enfoque por Charon Normand-Widmer

Muchos luchamos con los altibajos del TDAH, yo incluida. Como clínica, veo los problemas de atención no como un simple déficit neurológico, sino como una respuesta disociativa al estrés. Cuando el sistema nervioso se siente abrumado, busca formas de sobrellevar la situación, a menudo desconectándose del momento presente. Esta disociación no es un defecto, es un mecanismo de supervivencia. Es la forma en que el cuerpo maneja el exceso de energía del estrés, que se mueve hacia arriba y hacia afuera cuando estamos desregulados.

En contraste, un sistema nervioso regulado nos permite mantenernos conectados con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Nos ofrece una mayor capacidad para responder en lugar de reaccionar, brindando más opciones en cómo navegamos la vida. Cuando estamos presentes, podemos procesar el estrés de una manera que lo transforma, en lugar de simplemente expulsarlo o suprimirlo. La presencia convierte el estrés en tierra (suelo), algo que podemos digerir y usar como combustible para el crecimiento, en lugar de algo que nos controla o abruma.

Nature Of Adhd

Créditos de imagen Tara Winstead: https://www.pexels.com/photo/adhd-text-8378728/

La Disociación como Respuesta a Estresores Emocionales 

La disociación ocurre cuando nuestro sistema nervioso percibe una situación como demasiado para manejar. Cuando experimentamos estrés abrumador, nuestro sistema busca instintivamente alivio. Una forma en que lo hace es entumeciéndose o desconectándose, un movimiento de energía hacia arriba y hacia afuera que crea una sensación de niebla mental, distracción o hiperactividad. Es por esto que las personas con problemas de atención a menudo luchan con el enfoque, la organización y la atención sostenida. La mente salta de una cosa a otra, no por falta de disciplina, sino porque está tratando de escapar de algo que se siente insoportable.

La ironía es que mantenerse presente es precisamente lo que podría ayudar a integrar y resolver la activación, pero también es lo que se siente más intolerable. Por eso la quietud puede sentirse tortuosa para aquellos que luchan con permanecer en el momento presente. Cuando nos desaceleramos y tratamos de estar presentes, entramos en contacto con todo el estrés, la incomodidad y las emociones que hemos estado tratando de evitar. Nuestra inquietud y distracción no son aleatorias; son síntomas de una lucha más profunda con la regulación y la seguridad.

Presencia como la Clave para la Regulación 

Regular significa tener la capacidad de mantenerse relacionado con los desafíos sin sentirse abrumado. Es la capacidad de experimentar emociones desagradables sin disociarse o cerrarse. Un sistema bien regulado no elimina los gatillos; más bien, los transforma en algo con lo que podemos interactuar constructivamente. Así como el compostaje convierte los desechos en tierra fértil, aprender a regular y estar presente ante los estresores convierte esto en un proceso que construye resiliencia.

Pero, ¿por qué resistimos tanto la presencia? Estar presente significa sentirlo todo, incluido el malestar, la ansiedad y las emociones no resueltas que nuestros patrones disociativos han estado protegiendo. Puede ser doloroso. Para quienes tienen TDAH, estar presentes puede sentirse como darse cuenta de repente que la casa ha estado en llamas durante años. No es de extrañar que el impulso sea seguir moviéndose, distrayéndose, desconectándose.

El trabajo de un congelador es congelar… pero, ¿quién paga la factura de energía? El costo de la disociación es que nuestra fuerza vital queda encerrada. Las emociones no procesadas se almacenan en el cuerpo, congelando partes de nosotros en el tiempo. Con el tiempo, esta energía congelada se acumula, manifestándose como inquietud crónica, hiperactividad, niebla mental o incluso síntomas físicos. El problema no es que las personas con TDAH sean inherentemente desatentas o desorganizadas; el problema es que sus sistemas nerviosos llevan la carga de muchas emociones no metabolizadas.

Aprender a Permanecer Presente 

Entonces, ¿cómo descongelamos? ¿Cómo aprendemos a permanecer presentes cuando la presencia misma se siente insoportable? Ayudo a mis clientes a entender que la respuesta está en la titulación: tomarlo paso a paso, permitiéndonos enfrentar nuestras emociones en dosis pequeñas y manejables. Regular no significa forzarnos a la quietud de una vez. Eso sería como lanzar a alguien que no sabe nadar a aguas profundas y esperar que se mantenga a flote. En lugar de eso, necesitamos construir nuestra capacidad gradualmente. Esto significa desarrollar la habilidad de estar presentes en pequeños momentos, quizás a través de la respiración consciente, ejercicios de conexión a tierra o prácticas de conciencia corporal. A medida que titulamos nuestro camino hacia la presencia, comenzamos a liberar la energía vital que ha estado encerrada bajo estrés. Cada momento de regulación crea un poco más de espacio, un poco más de flexibilidad. Con el tiempo, esto construye resiliencia, la capacidad de permanecer comprometidos con la vida, en lugar de escapar de ella. 

El Regalo de la Regulación 

El TDAH, desde este punto de vista, no es un trastorno que deba corregirse, sino un patrón de disociación que puede entenderse y transformarse. La distracción de la mente no es un defecto, sino una señal de que el sistema nervioso busca alivio. Al aprender a regular en lugar de disociar, no perdemos nuestra capacidad de movimiento y energía, ganamos la habilidad de dirigirla de una manera que nos sirva. La presencia no se trata de forzarnos a la quietud, sino de crear una relación más profunda con nosotros mismos y nuestra experiencia. Aprender a permanecer con nuestra experiencia del momento presente, implica sentir nuestras emociones, relacionarnos con ellas no como algo de lo que escapar, sino como nuestros maestros, informadores de lo que está allí para nosotros en tiempo real. Comenzamos a encontrarlas con conciencia, aprendiendo a relacionarnos con ellas como una fuente de poder, crecimiento y creatividad. Con este entendimiento, tengo más compasión por mis problemas de atención. Animo a mis clientes a alejarse de ver la distracción como un defecto, como algo que necesita ser suprimido o medicado. En su lugar, exploramos cómo reclamar nuestra capacidad de interactuar con la vida desde un lugar de profundidad, resiliencia y elección.

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